Conciencia en la Respiración
Por Alma M. Cantarero
Respirar… es lo primero que hacemos al nacer y será lo último que hagamos al morir.
Es la única función de nuestro cuerpo que podemos modular, a diferencia del sistema cardiaco o digestivo. La respiración trabaja con los cuatro pilares del ser humano: la mente, el cuerpo, las emociones y la energía.
En el momento en el que respiramos y somos conscientes de la respiración, la mente se calma, el ego se calma. Y cuando la mente se calma podemos poner conciencia en nuestro cuerpo, lo podemos destensar, tenemos conciencia corporal.
Las emociones alteran el ritmo de la respiración, pero también funciona a la inversa. Podemos modificar las emociones a través del control de nuestra respiración. Un respiración superficial y una mente agitada están estrechamente vinculadas, cuando se respira amplio y pausadamente es muy difícil estar nerviosos/ansiosos o enfadados. Así como las emociones y el estrés crean una respiración superficial y rápida favorece a la ansiedad y el estrés, ahí tenemos el gran círculo vicioso.
Podemos aligerar el estrés, la ansiedad, los miedos mediante el control de la respiración, y por lo tanto, los trastornos emocionales también los podemos aligerar mediante la conciencia en la respiración. El ser humano vive como respira, vivimos de una forma rápida, inconsciente y superficial.
La respiración es más que un acto biológico, es una herramienta de inspiración y empoderamiento para saber lo que quieres y actuar en consecuencia en cualquier lugar y momento vital, te coloca en ti, aquí y ahora.
La respiración tiene repercusiones en todos los espectros del ser humano, incluida su alma.
Tenemos que cuidar nuestra postura (postura de 90º, cuando estamos sentados: comiendo, leyendo, trabajando, haciendo sofá…) y nuestro diafragma para poder respirar bien y estar serenos. Cuando bloqueamos el diafragma en una postura de decaimiento entorpecemos el funcionamiento del hígado y de todos los órganos que hay bajo esa cúpula.
Al diafragma se le llama nuestro segundo corazón. Nos ayuda a que nuestro corazón bombee bien y que los pulmones funcionen bien. Bajo esta cúpula maravillosa tenemos el estómago(digerir la vida), el hígado (gran limpiador de nuestra vida) y el colon (eliminador de nuestra vida). Cuando tenemos miedo el diafragma no baja, igual nos pasa cuando estamos nerviosos o preocupados e interrumpimos a las funciones de todos esos órganos y acciones vitales.
Cada pensamiento tiene su respiración. Así una persona que respira lento y profundo suele ser una persona pausada, tranquila y meditativa, sin pensamientos basura. Una persona nerviosa tiene una respiración corta, nos habla muy rápido y su mente difícilmente está quieta, suele tener pensamientos cortos y cambiantes.
Nuestra manera de respirar y nuestra postura predice nuestra vida. La respiración lenta y profunda representa el aquí y el ahora y, sobre todo, en contacto con nosotros mismos, con nuestra propia autoestima y nuestra capacidad para gestionar nuestras emociones.
Si trabajamos sobre la respiración tenemos la opción de profundizar en los cuatro pilares del ser humano:
- mental
- emocional
- corporal/energético
- espiritual
Se trata de parar y sentir tu cuerpo y respirar. Respirar de una forma más lenta y profunda, sin hacer pausas, porque las pausas son indicadoras del miedo. La respiración nos acompaña según la actividad que hacemos, si intentamos en la mayoría del tiempo una respiración calmada y sin pausas estaremos creando conciencia. Pase lo que pase podemos recurrir a nuestra respiración, es la herramienta, siempre está contigo, va contigo y es la base para salir de donde estemos.
La respiración es un sistema incorporado en nosotros, gratis, es nuestra herramienta reguladora, en cualquier área que la quieras implantar, en cualquier actividad. Tenemos un gran poder y lo utilizamos poco. Nos pasamos la mayor parte del tiempo conectados/identificados con nuestra mente o emociones, eso nos hace que vivamos desconectados, cortando la respiración, es como si viviésemos en una constante película de miedo.
Es muy importante conocer nuestro mapa psicológico, el mapa de cómo funcionamos y, a través de la respiración podemos trabajar mucho. Si respiras bien es más difícil que llegues al abismo.
Podemos hacer trampitas a la vida, en plena reunión de trabaja, en un atasco de tráfico, atravesando una enfermedad, en pleno duelo, RESPIRA y sal por unos instantes de ahí. No es tanto una cuestión de técnica, es cuestión de naturalidad, conecta contigo y verás lo que necesitas, recupera la respiración bebé que hay en ti.
La respiración es la base, es el primer ansiolítico, regula y después gestiona tu pensamiento o emoción.
Estamos pegados a mil pensamientos y emociones que no liberamos, todo se queda pegado en las fibras musculares, en contención en nuestro diafragma. Mover el cuerpo nos ayuda, a veces es imprescindible sacudirlo, agitar nuestra respiración y desbloquear nuestro diafragma.
La respiración influencia en los pensamientos y las creencias porque cuando cogemos el ritmo natural de nuestra respiración se entra en sintonía con la naturaleza, en la cual todo se mueve en ciclos, desde el astronómico al microscópico, la noche y el día, los ciclos de la luna. En la naturaleza, todo lo que no se expande se contrae, y eso también vale para la respiración, para la mente y la conciencia.
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No estamos educados para desidentificarnos del pensamiento. Hay una gran diferencia entre pensar y la neurosis. (La neurosis o neuroticismo es una tendencia psicológica a mantener ciertas dificultades para el control y la gestión emocional.)
Aprender a respirar, bueno a mi me gusta más decir, conectar con nuestra naturaleza, nos ayuda a gestionar el momento presente, con lo que tenemos, ahí podemos modular lo que pensamos y sostener el futuro incierto que todos tenemos, quizás algunas personas más que otras, pero para todos es incertidumbre. Oxigena tu cerebro y dale espacio interno a tu pensamiento, aunque exista la incerteza. El futuro es sólo una idea, experimenta la respiración natural y vive el aquí y el ahora, es lo único certero que tenemos.
Respirar conscientemente es estar en tu corazón. Sales de la vida individual para conectarte con todo.
Respiramos muy mal. La traumática psicológica modifica nuestra respiración, la traumática no se mide por la intensidad del suceso, si no por cómo hemos vivido el suceso.
Aprende a respirar en tu vida cotidiana, cuando conduces, te duchas, cuando comes o hablas. Lo más importante es la calma mental, dice el Dalai Lama. Si estás más en calma puedes ser el observador consciente, creando distancia con lo que te está pasando. Sólo requiere mucha práctica, nada más y nada menos.
“Respirar sin pausa despierta nuestro cuerpo energético” Si sólo trabajas con la mente es muy difícil, o sólo con las emociones, integra tu cuerpo y la respiración y ganarás conciencia. La respiración consciente sube la base de la vibración de la persona, es el único camino que te puede colocar en tu corazón, en una visión más amorosa y compasiva. Intención, intención y más intención, cuando tienes la conciencia en tu respiración puedes dirigir tu intención hacia donde tu quieras.
PRANAYAMA: Control de la energía.
La respiración es la herramienta que realiza este control. Los antiguos maestros yoguis, observadores de la naturaleza y su poder, descubrieron que la respiración podía ser un acto voluntario e involuntario. Que en el aire se encontraban todas las cosas, el prana no es sólo oxígenos, es algo mucha más sutil y poderoso.
Los beneficios del pranayama son:
- aumento de la energía vital.
- rejuvenecimiento de los tejidos.
- mejora de la salud integral.
- purificación, regeneración y oxigenación de la sangre.
- fortalecimiento de los órganos.
Alma M. Cantarero
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